Capítulo 04.
Seokjin salió por una pequeña emergencia con su hija, la niñera de la pobre cachorra llamó para informar que la omeguita no dejaba de tener fiebre ni de vomitar, al parecer era una infección intestinal y la pequeña no dejaba de llorar por su mami.
Así que su mano derecha se encontraba fuera y Jungkook estaba a punto de volverse loco gracias a ese maldito dolor de cabeza, sin mencionar que Namjoon tuvo que cubrirlo en una conferencia con un grupo de inversionistas.
Sabía que alguien nuevo llegó a su empresa cuando Jiyong abrió la puerta de la entrada dejando pasar la fría ventisca, el viento revoloteó en la ropa llevando las moléculas de su aroma a través de toda la empresa justo a sus fosas nasales, su memoria olfativa se activó trayendo pantallazos de su infancia.
Era terroso y fuerte, pero lo que llamó su atención fue ese chispeante tinte de malvaviscos derretidos en chocolate caliente, le hizo viajar a aquella vez cuando tuvo un pequeño incidente manejando bicicleta y se raspó la rodilla, su abuela corrió y lo llevó adentro para curar sus heridas, luego le preparó un chocolate con malvaviscos, es su bebida favorita.
Su favorita cuando visitaba a su nana y lo arropaba con bufandas que ella misma tejía.
Su favorita porque en los fines de semana de películas era lo que tomaban junto a todas sus hermanas.
Su favorita que compartía con su padre luego de que él llegara del trabajo cuando era apenas un niño.
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El teléfono sonó, era Jongin para informar que el encargado de la decoración se encontraba fuera esperando hablar con él.
—Hazlo pasar, gracias —algo aturdido, acomodó su escritorio lleno de papeles y arregló su traje desalineado.
Alguien tocó la puerta —Adelante... —habló.
¿Por qué su corazón latía tan fuerte?
Atontado es un término burdo si se pudiera definir como quedó ante la presencia del bello alfa que pasó por su puerta, ojos verdes, tez blanca, sonrisa tímida, pero encantadora, su aroma le hizo cerrar los ojos por unos instantes con las ganas de embriagarse hasta perder la conciencia.
—Buenos días —saludó tímido.
Jungkook reaccionó carraspeando un poco, extendió su mano para saludar, encajaron tan perfectamente, se sintió como si algo que no sabías que faltara encajara perfectamente en tu vida.
—Buenos días —respondió con una sonrisa enmarcando su perfilado rostro.
Ambos seguían sin soltarse las manos, viéndose directo a los ojos. Jungkook quedó más encantado cuando el alfa frente a él sonrió sin mostrar los dientes, un leve color carmín tiñó su rostro.
Jimin se sintió tonto al quedar sin más que decir, pero no podían culparlo, el alfa frente a él era realmente guapo, ojos intensamente azules, labios finos, cabello negro y desalineado y su olor, por la jodida luna amaba su olor.
El sonido del teléfono sonando provocó que soltaran sus manos, Jungkook se disculpó un poco atendiendo rápidamente la llamada —Bueno...
Era Jongin avisando una llamada de su madre —No tengo tiempo ahora.
—Pero señor...
El alfa bufó —Jongin, por favor, solamente no.
Sin más que agregar el alfa cortó la llamada.
—Perdón por eso —regresó su atención al lindo alfa que admiraba su oficina, algo asombrado, era jodidamente guapo, con sus manos entrelazadas detrás de su espalda.
Jungkook se perdió un poco en sus pensamientos admirando la perfecta curvatura que se veía a causa de la pose de sus manos.
—No se preocupe, mucho gusto, mi nombre es Park Jimin.
—El placer es todo mío —hizo señas para que se sentara en las sillas frente a su escritorio.
Algo intimidado por la penetrante mirada del alfa de ojos azules, el pelirosa se encogió un poco en su lugar —Es muy lindo aquí.
—Gracias —Jungkook se acomodó hacia atrás en su silla, su mano derecha estaba bajo su perfilada mandíbula y la otra sobre su pierna, sin quitar la mirada continuó—. Tengo entendido que Seokjin llamó —mencionó encantado que el alfa no pudiera quitar la vista de su rostro, pero no podía verle directamente a los ojos.
Un poco más confiado de que la conversación empezara a ser sobre su trabajo, Jimin tomó confianza —Así es señor Jeon, tuve el placer de conocerlo hace algunos días y pues aquí estoy —sonrió nervioso.
—Jungkook, por favor llámame Jungkook —sonrió el alfa encantado con el lindo hombre frente a él.
—Bien, Jungkook, como tú quieras, ¿dime qué puedo hacer por ti?
—Muchas cosas —ladeó la cabeza apretando los labios para no dejar la sonrisa que se le quería escapar, era evidente que algo pasaba con ellos ahí.
—Tengo algunas ideas en mente —el alfa menor sacó su agenda para anotar.
—Te escucho —respondió atento.
—Esta es mi época favorita del año, y decorar en Navidad es lo mejor —comentó con una leve sonrisa—. Así que perdona si me vuelvo un poco loco con todo esto.
Jungkook quedó encantado, la pasión con que Jimin hablaba, la forma de expresar y por el brillo en sus ojos supo que en realidad amaba su trabajo.
—¿No te encanta todo este ambiente... simplemente es tan mágico? —Jimin preguntó con ilusión.
—Por supuesto, yo también amo la Navidad —dijo sonriente.
—Es que, ¿quién no lo haría? Es lo mejor —sonrió con un brillo especial en el rostro.
Fue tan fácil la conversación de ahí en adelante, Jungkook escuchó atentamente lo que el alfa le decía mientras dibujaba trazos en su Tablet para mostrarle sus ideas.
Le habló de materiales, algo sobre un enorme árbol, y no recuerda cuantas cosas más porque él estaba perdido en la forma en que hacía ese movimiento con el dedo índice sobre su nariz, o como la arrugaba pareciendo un lindo conejo.
Todo ruido se hizo nulo porque solo pudo concentrarse en su aroma.
Porque un buen aroma es capaz de traer el mejor recuerdo almacenado en la memoria y Jimin olía a casa.
Aunque todos piensan que su favorito es una taza de café cargado por la cara de amargado que carga siempre, la cuestión es que no saben su verdadera verdad.
—¿Qué te parece? —el ojiverde preguntó emocionado con los ojos realmente abiertos.
—Estupendo.
—¿En serio?
—Así es —no estaba seguro, pero era claro que el alfa sabía de lo que hablaba y su instinto era capaz de darle hasta su propia vida a ese lindo chico de cortos cabellos.
Alguien tocó la puerta, era Jongin pidiendo permiso de pasar con dos recipientes con café —El señor Kim lo ha enviado, también me pidió que recuerde tomar sus pastillas.
El omega se quedó extrañado de ver a su jefe tan sonriente, como lleno de vida, fijó su mirada en el otro alfa viéndolo inquisitivo, para nadie era un secreto que el omega tenía un enamoramiento por su guapo jefe.
—Dile que gracias.
—¿Algo más que necesite, señor? —se paró derecho sonriendo.
—No, estamos bien por ahora, gracias, Jongin.
El omega mordió su labio inferior suspirando, volteó a ver a Jimin virando los ojos y salió.
Jungkook le tendió un vaso de humeante café al alfa frente a él —Gracias.
—Seokjin es un sol —el ojiazul comentó sin notar que algo en el rostro del alfa cambió por completo.
—Ya veo, parece un buen omega.
—Lo es, se podría decir que es capaz de quitarme la empresa y manejarla él solo.
—Se ve que es muy especial.
—Está algo loco, pero sí —le sonrió, Jimin se atragantó un poco porque al chocar miradas los ojos del alfa parecían ser más azules, tragó fuerte porque se sentía tan débil frente a él y no entendía como fue capaz de soportar tanto tiempo estando a solas con ese lindo alfa.
Se reprendió por hacerse la ilusión de que Jungkook lo admirara con otro tipo de intención. Pero no, era obvio que alguien como él tenía a un lindo omega como Seokjin, parecía ser un buen alfa. Así que se regañó a él mismo por malinterpretar la amabilidad del alfa.
—Entonces tú dirás cuando podemos iniciar.
—Cuanto antes mejor.
—Bien, ¿te parece mañana por la tarde?
—Perfecto.
—¿Estás completamente de acuerdo con el monto y todo lo antes mencionado?
—Por supuesto.
Jimin empezaba a sentirse nervioso de nuevo —Bien, creo, yo creo que eso es todo.
—¿Necesitas algún adelanto para empezar?
—Cierto —maldijo para sus adentros, ¿cómo diablos estaba olvidando lo más importante?
Jungkook le tendió un plumón y su agenda —Anota el número de cuenta, dentro de un rato tendrás el depósito.
—Muy bien, gracias —el alfa estaba a punto de terminar cuando Jungkook le interrumpió.
—¿Puedes anotar tu número telefónico también? Digo por si Jia sigue enferma y Seokjin no puede venir, supongo que yo estaré a cargo —dijo nervioso peinando su flequillo.
—¿Jia? —Jimin se sintió aún más idiota—. Perdón eso no es de mi incumbencia.
—No te preocupes, es una linda y tierna cachorra que enfermó, por eso Seokjin faltó, la pequeña no se encontraba bien.
Y eso fue lo que Jimin necesitó para romper todas las ilusiones con el lindo alfa —Espero siga mejor.
—Es muy linda, quizá la conozcas, siempre anda rondando por aquí —dijo con cariño.
—Me encantaría —tragó el nudo en su garganta, dentro de la cabeza de Jimin Jungkook y él ya estaban eligiendo casa para irse a vivir. Su tonto alfa era sensible.
Jungkook lo notó extraño, algo cambió en su olor, pero el menor supo disimularlo perfectamente bien, Jimin le tendió la agenda con todo lo que el alfa pidió.
Un pensamiento fugaz vino a su mente y su alfa demandó aclarar la situación —Claro que sí, mi ahijada te amaría completamente.
Por el rostro algo consternado de Jimin, Jungkook supo que dio en el clavo.
—Jia ama tanto la Navidad que el año pasado hizo que Namjoon se disfrazara de Papa Noel, Nam es un gran padre, es el alfa de Seokjin, estoy seguro de que lo conocerás, ahora no se encuentra porque está cubriéndome en una reunión.
El pobre Jimin se sintió inmensamente estúpido, quedándose completamente sin palabras, ¿tan evidente fue?
—¿Cuántos años tiene? —preguntó para disimular un poco.
—26 —Jungkook respondió coqueto, el alfa se burló para sus adentros de las expresiones de Jimin.
El menor se rió apenado, negó con el rostro —Me refiero a la pequeña.
—4, es una bebé. ¿Y tú? —preguntó amablemente.
—23.
—Perfecto —se puso de pie cuando el pelirosa se levantó de la silla.
—Bien, creo que eso es todo, entonces iniciamos mañana —Jimin habló con emoción.
—Estaré esperándote.
—Nos vemos, Jungkook, te deseo una linda noche.
—Yo también te deseo... —Jungkook suspiró—. Una buena noche.
Jungkook caminó cerca del gran ventanal, se sentía muy estúpido e idiota, incapaz de borrar esa torpe sonrisa que se le plantó en el rostro.
Jimin, a punto de abrir la puerta de su auto, giró admirando la gran empresa, sonrió ajustando su bufanda sin saber que estaba siendo observado.
Jungkook le envió un mensaje a Seokjin preguntando por la pequeña, el omega le aseguró que ya estaba un poco mejor.
Sin darse cuenta pasó lo que restaba de la jornada de muy buen humor y sin rastros de su jaqueca.
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